La lectura es básica para el desarrollo de los niños y se debe fomentar desde pequeños ya que ayuda a conocer más sobre el mundo en el que viven, a conocerse a uno mismo y a su entorno. Es una fuente única de nuevas experiencias.
Los libros para niños entre 6 a 8 años que se recomiendan tienen que tener muchos dibujos, ilustraciones grandes y una letra clara. A partir de los 7 años, les interesan los libros de hadas y personajes extraordinarios. Cada libro es una aventura que despierta la imaginación de los más pequeños. Hay que buscar libros que les motiven, que sean afines a sus intereses y gustos, que despierten su curiosidad y que les hagan pensar, analizar y buscar respuestas.
Los niños con esta edad comienzan a leer de forma autónoma. Con estas edades se deben crear hábitos de lectura y fomentar el gusto por la lectura. También empiezan a utilizar la lógica, son capaces de llegar a distintas conclusiones, les gusta aprender, hacer chistes, entre otros.
Beneficios de leer a edades tempranas
Algunas de las ventajas de empezar a leer a estas edades son:
-
- Adquieren palabras y aumento del vocabulario. Ayuda a establecer asociaciones y entender el lenguaje ya que, a medida que aprenden a leer, no solo aprenden palabras nuevas, sino que comienzan a comprender mejor los discursos. Gracias a apoyar el hábito de lectura, se desarrollarán diversas habilidades lingüísticas.
- Desarrolla la creatividad e imaginación. Los libros contienen diferentes mundos que permiten potenciar su imaginación y creatividad. Ayudan a transportarse a otros lugares, recrear diferentes escenas y personajes, entre otros.
- Aporta la capacidad de pensamiento crítico y confianza a la hora de hablar.
-
- Mejora la concentración y previene el estrés. Con los cuentos, a través de los personajes, captan el interés y ellos centran toda su atención para saber cómo va a terminar. Es normal que los más pequeños se distraigan con normalidad, pero a corto y a largo plazo conseguirán centrar toda su atención y disminuirá la dificultad de aprendizaje.
- Mejora la expresión. Al aprender palabras nuevas consiguen expresarse mejor con la familia, en la escuela y con los amigos.
- Asimilan historias y enseñanzas que formarán parte de sus valores. Con los libros los niños entenderán mejor el mundo real y sabrán cómo manejar sus emociones.
- Desarrollo de la personalidad. A través de los libros se puede descubrir lo que les gusta y lo que no, con que se sienten identificados o lo que les llama la atención. Por eso, la lectura les ayuda a formar la personalidad de los más pequeños de la casa.
- Ejercicio para el cerebro. Se establecen diferentes conexiones y mejora la memoria y el entendimiento.
- Fomenta la curiosidad. Ayuda a plantear nuevas preguntas y genera inquietudes, lo que provoca una necesidad de buscar más información y encontrar más respuestas.
- Mejora la gramática, el vocabulario y la escritura de los niños.
- Más empatía. Leer a temprana edad ayuda a ser más empáticos con los demás. Las historias no solo ayudan a entender mejor las emociones, sino que ayudan a ponerse en el lugar de los demás e intentar saber lo que les pasa y sus razones.
- Forma de entretenimiento. Los libros pueden ser igual de entretenidos que la televisión, videojuegos o smartphones, e incluso más enriquecedor.
Por esas razones, hay que despertar el interés de la lectura desde que son pequeños en el hogar y algunas de tareas para incentivarlos son:
- Practicar la lectura con los más pequeños de la casa por lo menos media hora, en otras palabras, hay que establecer un momento para compartir una lectura con ellos.
- Organizar un lugar cómodo y agradable donde se pueda concentrar el leer, que tenga buena iluminación y sin distracciones.
- Descubrir con ellos el tipo de libros que más atraen a los más pequeños. Conforme van creciendo y avanzando en la lectura, van experimentando los diferentes géneros literarios para que tengan una mejor perspectiva de lo que más les gusta leer.
- Dar un buen ejemplo para los niños, porque al imitar a los padres, consiguen desarrollar su propio hábito de lectura.
- Tener libertad para elegir sus propios libros y no imponerles lo que tienen que leer. Es decir, hay que presentar la lectura como una actividad divertida y no como una obligación.
- Conversar con los hijos acerca de lo que han aprendido del libro ese día y preguntarles si tienen alguna duda sobre lo que han leído, si conocen todas las palabras del libro y a comparar la información.
En definitiva, la lectura es una herramienta de poder no solo mejora la imaginación y ayuda a mejorar el dominio del lenguaje, sino que facilita el aprendizaje en otras áreas como las matemáticas. Incentivar el hábito de lectura en los niños tiene muchos beneficios para su desarrollo como ayudar a fomentar el desarrollo cognitivo como la memoria, atención, lenguaje o percepción, psicológico y afectivo de los niños o mejora la capacidad de memorizar y contar historias.
A través de la lectura, se puede enseñar a amar los libros, aumentar la creatividad y se pueden descubrir nuevos mundos. Por esa razón, se trata de un recurso necesario para despertar la curiosidad de los más pequeños. Si pierden o no adaptan un hábito de lectura, es muy difícil fomentar esta actividad y despertar esta inquietud de nuevo más adelante.